Ficción en familia 2: empatía y emociones

El post anterior hablamos  de compartir y conocer la ficción que ven nuestros hijos e hijas y cómo hacerlo para que sea una fuente de aprendizaje. En esta nueva entrada me centraré en hablar de empatía, identificación y emociones. Poniendo atención especial en la violencia en pantalla, y cómo la estética de una producción también nos da pistas de la percepción de nuestros hijos.

Figura y fondo

Como en cualquier creación artística, la técnica y formato de una ficción audiovisual es clave y está muy meditada por quienes producen.  El aspecto, la luz, el sonido, el ritmo, los colores, la manera de moverse o hablar de los personajes son la puerta de entrada, la invitación a participar de ese cosmos. Todo ello ya nos está contando algo, antes del argumento.

Cuando el estilo es la señal de identidad del canal

Un ejemplo: aunque Pocoyó y Pepa Pig están destinados al mismo público los preescolares, visual y sonoramente no tienen nada que ver y los peques saben cuál prefieren (el mayor de mis hijos era de Pocoyo, el segundo, incondicional de Pepa).

¿Por qué una y no otra? Esa es nuestra parte en el juego, aprender a mirar con atención y descubrir por qué se interesan en una más que en otra y encontraremos una fuente de información de cómo perciben el mundo, cómo se relacionan y entienden lo que les rodea.

¿Alguna duda sobre su estilo?

Esto no quiere decir que no le puedan gustar ambas (o muchas que se ofrecen), pero seguro que saben lo que buscan cuando eligen. 

Es cierto que el empaque de una ficción es de los puntos de conexión más complicados entre los adultos y los jóvenes espectadores. Es fácil que “nos tire para atrás” el tipo de dibujo, el ritmo o el nivel de “ruido” de una serie. Entonces se hace más necesario que nunca dejar nuestras opiniones entre paréntesis, es decir, intentar que no sean el centro, y menos el comienzo, de la conversación.  No es lo mismo preguntar: ¿Qué es lo que más te mola de los dibujos de esta serie? a decir ¿cómo soportas esos garabatos chillones?

Acción y violencia

La violencia en pantalla, especialmente si se trata de niños y adolescentes, es y será un tema controvertido, como lo puede ser regalar juguetes «de guerra».  

Sin entrar en la profundidad de la psique de los menores, voy a plantear algunos puntos que pueden ser orientadores:

Injusticia y rabia

La violencia viene de la mano de la rabia –a menos que se trate de un psicópata que disfruta haciendo daño-, y la rabia es la consecuencia de sentirse tratado injustamente. Podemos indagar en los motivos del agresor: ¿Por qué el personaje agrede (le pega, dispara, empuja, insulta…)?
– ¿En qué se ha sentido perjudicado como para responder así?
– ¿De qué otras maneras podría responder el personaje ante  esa injusticia (siendo agresor o agredido)? 

(Sobre la rabia y el resentimiento hemos reflexionado en esta entrada)

Medios y fines

Aprender a diferenciar el fin con los medios más adecuados para obtenerlos. Por ejemplo, en algunas películas del universo Marvel, los villanos tienen objetivos bastante nobles, por ejemplo, preservar el equilibrio del universo; neutralizar a los que agreden al ecosistema; instaurar un nuevo equilibrio más justo y armónico (según la visión del personaje); pero su camino para lograrlo son extremos y violentos, como chasquear los dedos y hacer desaparecer a la mitad de la población. 
Y atención, que esto también se puede aplicar a los «héroes»  (no sólo de Marvel).

Resolución de conflictos

La violencia es una forma de poner fin (o aumentar) un conflicto, sea cual sea, entendido como un choque de intereses -elemento fundamental para que haya relato-. Para mí, el camino violento es el menos recomendable:- ¿De qué otra forma podrían los personajes solucionar sus discrepancias?
– ¿Qué parte de razón tiene cada una de las partes?
– ¿A qué acuerdo podrían llegar?

Dormammu, vengo a negociar

Al hablar de conflictos, me refiero a todo tipo y magnitud, no es necesario que sea un ataque alienígena por el control del planeta; volviendo a Pocoyó, éste tiene intensos conflictos con Pato y se enfrascan en escaladas de agresión bastante espectaculares.

En el post anterior hablamo de buscar soluciones creativas a los problemas o encrucijadas, ahora me refiero a lo mismo, pero desde la mirada emocional, y podemos llamarlas soluciones pacíficas o negociadas.

Como anécdota ilustradora, mis dos enconados fans de Pepa y Pocoyó, un día no se ponían de acuerdo qué película ver. Poco a poco la tensión iba en aumento. Ante el estancamiento de las negociaciones, yo me retiré como mediador. No lograron ponerse de acuerdo qué ver, pero sí el modo de decidir -usaron una  elección a ojos cerrados- y ambos aceptaron el resultado de la elección.

Para cerrar, la resolución pacífica de conflictos es un hábito y una actitud, más que por la pantalla, la aprenderán de nosotros los adultos. Si nosotros lo tenemos integrado y ellos lo van haciendo suyo, sabrán que Wonder Woman se lía a trompadas con el maligno Ludendorff sólo en la pantalla.

Identificación y empatía
Ficción, emoción, identificación, empatía. Mira con Atención
¡Banana!

Todo lo anterior, y mucho más que se podría seguir contando, va en la línea del desarrollo de la empatía: «la capacidad de identificarse con alguien y compartir sus sentimientos» (RAE). 

Un aspecto casi imprescindible en la experiencia ficcional es poder identificarse con el o los personajes, si no llegamos a ese punto, difícilmente seguiremos adelante viendo (leyendo o escuchando). Por ello ver ficción puede ser una gran herramienta de aprendizaje emocional.

Si antes preguntábamos sobre que está pasando (el argumento), ahora  indagamos sobre qué sienten ante lo que está pasando. Así conocemos cómo captan el tono emocional. 
– ¿Qué siente el personaje cuando le pasa lo que le pasa?
-¿En la vida real las personas se sentirían como él o ella? 
-¿Te ha pasado algo como lo que le pasa en la pantalla? ¿Cómo te sentirías si te pasa algo así?

El enlace entre lo que se siente y la respuesta que se emite es un aspecto fundamental para un desarrollo emocional equilibrado:
– ¿La manera que el personaje a los problemas va de acorde a lo que siente (o pueden estar sintiendo)?

Atención: Esta serie NO es para niños

Los protagonistas de la ficción, no sólo en las producciones para menores,  no necesariamente tienen un comportamiento emocionalmente saludable. De hecho, parte de su camino tiene que ver con transitar el desajuste o la fragilidad. Éstos pueden expresarse tanto como debilidad o, por el contrario, como agresión.  Siguen siendo los personajes con los cuales se van a identificar nuestros espectadores. Es enriquecedor que ellos conecten con las emociones que hay debajo de su comportamiento externo.

Figura y fondo otra vez

Aprender_jugando_miraconatencionPor último, la manera de mirar con atención es diferente en cada familia y seguro que conoces cuál es la que más sirve a tu descendencia. Las hay que son más de charlar, otras, en cambio, son más plásticas: les tira hacer dibujos, esculturas, performance. Y otras son más de moverse, bailar, actuar, representar, correr. Todas ellas son formas de entrar en el mundo ficcional de los hijos.

Si quieres que profundicemos en algún tema o hay alguna película o serie que te gustaría que trataramos, puedes dejar como comentario o escribir a beltran@miraconatencion.com o a través de Instagram @miraconatencion

Por último, «Yo nunca vi televisión, después sí y después no» de 31 minutos:

¿Cómo te llevas con la rabia?

Los Soprano

Los Soprano es una de las series icónicas de “la nueva edad de oro” de la ficción a principios de los 2000. La mezcla de vida cotidiana de un hombre de familia cuyo trabajo es “gestión de residuos”, con su actividad como capo de la Cosa Nostra en New Jersey es, a día de hoy, un clásico y referente para seriéfilos y estudiosos de la televisión.

El arranque es sorprendente y a la vez simple: un capo de la mafia sufre ataques de pánico y va al psiquiatra.

La rabia Los Soprano
– ¿Cuál es su trabajo?
– Consultor en gestión de residuos.

Si bien Anthony Soprano (James Gandolfini) llega a la consulta de la doctora Melfi (Lorraine Bracco) por sus crisis de ansiedad, algo inadmisible dentro de la recia cultura ítalo americana del crimen, uno de los temas recurrentes tanto del protagonista como de la mayoría de sus compinches no es el miedo sino la rabia.

La Rabia

Prácticamente todos los personajes llevan la rabia a flor de piel, usando la amenaza y la violencia física para resolver conflictos.

Unida inseparable a ésta, la falta de control de impulsos hace que la frustración que un viandante normal sentiría ante una injusticia, en su caso se resuelva cuanto menos a hostias. Con bastante frecuencia es un objeto de metal con punta redondeada, que impulsado por el impacto de un percutor, expelido a través de un cilindro e impactando en el cuerpo del ofensor acaba con el problema.

En el clan de los Soprano, y en general el crimen organizado, hacen de la violencia y la agresión como forma de interacción no excepción sino una herramienta de trabajo.

Volviendo a la consulta de la doctora Melf, su paciente estrella, Tony, puede presentar depresión, aumentar su ansiedad o presentar algún otro síntoma, pero siempre hay de base el continuo emocional de la rabia, esa que va desde un simple enojo a la ira desatada o la furia. Continuar leyendo «¿Cómo te llevas con la rabia?»

Son reales las expectativas del otro, o son lo que tú crees que quiere

«Chico conoce a chica en un idílico verano. Chica se reencuentra por sorpresa con chico en el High School. Chica se percata que estando él rodeado de sus amigos, es mucho más pelmazo que solos en la playa.»

Grease

Este amor es para siempre… aunque no nos veremos más.

Este pudo haber sido el «pitching» del creador de Grease a un posible productor. Con esta sencilla premisa se hizo un musical y después la película de 1978 con John Travolta y Olivia Newton John.  A estas alturas, «un clásico» de los musicales y comedias adolescentes. Podemos no compartir su calidad como film, pero es innegable que ha cautivado a una generación que ha transmitido su fascinación a las siguientes.

He de reconocer que al volver a verla para este post me ha cautivado la mezcla de puerilidad, comedia gruesa, pegajosas canciones y coreografías.

Ambientada en un High School californiano en los años ’60, su principal atractivo, además de música y danza es “la química” de sus protagonistas. Una historia sencilla, con tramas y relaciones explícitas que nos ofrece la posibilidad de hablar sobre el modo en que establecemos algunas de nuestras interacciones.

Sobre los estereotipos

Lo primero que reseñar, dado su contexto, es el uso de estereotipos para identificar a los personajes principales: Sandy (Olivia Newton John, la chica inocente; Danny Zuko (John Travolta) el chico malote pero de buen corazón; Rizos (Stockard Channing), la chica mala, libre sexualmente pero en el fondo herida y frágil; así con cada uno de los que tienen líneas de texto. Continuar leyendo «Son reales las expectativas del otro, o son lo que tú crees que quiere»

Cómo reconocer el resentimiento (y salir de él) Traispotting (y T2)

Dolor y enojo retenidos, enfriados y cronificados

La anterior entrada hablaba del resentimiento y el deseo de venganza en Trainspotting 2, cómo, después de veinte años, el regreso de Renton a Edimburgo nos muestra que las heridas no se han sanado ni las afrentas olvidadas.

Dado que el resentimiento es un estado de ánimo recurrente en muchos de nosotros y que su sola presencia nos ata a una experiencia concreta durante mucho tiempo, he querido profundizar en este tema, centrándome con detalle en cómo sería la línea de pensamiento de Sick Boy (Jonny Lee Miller) y Begbie (Robert Carlyle) ante lo ocurrido con su “ex” amigo Renton (Ewan McGregor).

Brevemente, recordemos que al final de Trainspotting, Renton se lleva el dinero de un negocio que habían hecho entre los cuatro. Ese dinero le sirve para rehacer su vida y abandonar la heroína. Al comienzo de la segunda parte, vuelve a Edimburgo y se re encuentra con sus ex compañeros.

Estructura lingüística del resentimiento

En coaching ontológico se le llama a este ejercicio “reconstrucción lingüística de las emociones y estados de ánimo”.

Para realizar esta reconstrucción, te invito, amable lector, a ponerte en la piel de estos dos jóvenes escoceses para imaginar cómo han sido sus conversaciones interiores, las que tienen y han tenido con sí mismos. Continuar leyendo «Cómo reconocer el resentimiento (y salir de él) Traispotting (y T2)»

Ganar y perder la confianza (cuidado con quién te deja de encargado)

El Encargado (cortometraje)

¿Te has dado cuenta lo fácil que es hacer que los niños pierdan la confianza en nosotros? Delegar una importante misión en un niño que arriesga la piel en ella, para luego ser totalmente obviado, es una gran forma de lograrlo.

Antes de empezar, nos presentamos
Antes de empezar, nos conocemos

Hace un par de domingos hicimos junto a la actriz y coach Nahia Láiz el segundo taller “Mira con Atención” en la escuela de jóvenes actores Primera Toma Coach.

La actividad es una propuesta a ver el cine del modo en que lo hacemos en este blog, haciendo preguntas, buscando claves y distinciones que sirvan para vivir mejor.

En esta segunda edición vimos el cortometraje El Encargado escrito por Sergio Barrejón y Nacho Vigalondo, dirigido por Barrejón.

El corto dura ocho intensos minutos, ambientados en una sala de clases y actuado por unos estupendos niños actores. Para no alargar contando el argumento, mejor es verlo completo aquí:

EL ENCARGADO from Jon D. Domínguez on Vimeo.

El giro final

Continuar leyendo «Ganar y perder la confianza (cuidado con quién te deja de encargado)»

Aprender como espectador

“Una historia bien contada nos ofrece aquello
que no podemos obtener de la vida:
una experiencia emocional con significado.” Robert Mc Kee.

Nuestro laboratorio emocional

Las historias nos sirven de “campo de experimentación” emocional, no sólo a sus creadores, también a quienes las vemos, leemos u oímos.

Cuántas veces nos preguntamos ante una película o novela ¿qué haría yo en el lugar del protagonista? ¿reaccionaría igual que ella o él, lo haría de otro modo?

Vale apuntar que la base de cualquier relato es el conflicto, entendiéndolo como fuerzas que se oponen, que tienen un objetivo contrapuesto o, siendo el mismo objetivo, un plan diferente para lograrlo. Por eso, cuando en una historia los personajes reaccionan del modo menos armónico o “se buscan conflictos”, tengamos presente que sin éstos no habría historia (o serían “no historias” como los Teletubies).

Esto nos ocurre también en la vida cotidiana, muchas veces “buscamos conflictos», guiados por nuestra obcecación, orgullo o simple deporte. Continuar leyendo «Aprender como espectador»